3. PENSAMIENTOS.
A la mañana
siguiente los monitores del campamento despertaron a toda la gente a las cinco
y media de la madrugada.
-Bueno y…
¿qué pasó con Jorge?- preguntó Mario intrigado.
-Normalmente
cuando uno se despierta se suele decir buenos días o algo por el estilo- le
respondió Noelia entre carcajadas- y no
pasó nada.
Noelia salió
de la tienda y se encontró a Sara y a Ana sentadas en el suelo esperándole.
Estuvieron
hablando y al cabo de un rato apareció Álvaro con un ojo morado. Automáticamente
Sara se levantó para preguntarle qué o quién le había hecho eso.
-¿Qué te ha
pasado?- preguntó ella con los ojos como platos.
-Al salir de
la tienda de campaña me he tropezado con una de las piquetas y este es el
resultado- dijo Álvaro señalándose el ojo del golpe- bueno me boy a buscar a mi
hermano antes de que se meta en algún lío del que luego no pueda salir. Adiós.
-¡Hasta
luego!- gritaron ellas a coro.
Se pusieron
en camino, iban a ser veintisiete largos y duros kilómetros, pero con unos
amigos que siempre durarán.
Irían por el
kilómetro cinco o así, Ana había sobornado a Carlos para que le llevase la
mochila y este que tiene menos coeficiente intelectual que una lavadora,
accedió.
Álvaro (que
le sobraban uno o un par de kilitos) iba hablando con Sara, dejando atrás a
Ángel y a Noelia que, por casualidad hablaba con Jorge para conocerse un poco
mejor.
-Bueno y tu
¿tienes hermanos?- le preguntó Noelia.
-No, soy
hijo único. ¿Y tu?
-Tengo un
hermano de diecinueve años, un incordio pero le quiero mucho- dijo ella con una
sonrisa.
-Mira parece
que ya hemos llegado- le dijo él señalando un edificio verde a lo lejos.
Una vez
acomodados, más o menos, se ducharon y se pusieron a comer.
Como siempre
Ana, Sara y Noelia se sentaron juntas sin Álvaro, porque le había dado una
insolación. Así que un sitio al lado de Noelia estaba vacío.
-¿Me puedo
sentar?- preguntó Jorge.
-Sí, sí- le
dijo Noelia atragantándose con el agua- ¿sabes como está Álvaro?
-Un poco
quemado- dijo el chico entre risas. Noelia tampoco podía aguantarse las ganas
de reír.
Se pasaron
la tarde haciendo el tonto y el ganso, ya que eran sus especialidades.
-¡Noelia!-
gritó Miguel- toma esta nota es para ti.
Y antes de
que la chica pudiera decir algo, este había desaparecido. Abrió la nota.
TE ESPERO ESTA NOCHE,
CUANDO TODOS DUERMAN
EN EL VESTUARIO DE CHICOS
A LAS 9:30
JORGE.
Cayó la
noche, Noelia antes de acostarse vio que Jorge ya no estaba.
Se hicieron
las nueve y media y, sin despertar a nadie, pasó por el pasillo y se dirigió al
vestuario.
Antes de
entrar alguien la tapó los ojos. Noelia se sobresaltó.
-Soy yo-
dijo la dulce y suave voz de Jorge- confía en mí.
Le cogió la
mano y la llevó a un sala llena de pequeñas velas. Le destapó los ojos.
-Madre mía,
es increíble- dijo ella asombrada- ¿para qué me has traído aquí?
-Para
decirte algo que ojala te lo hubiese dicho de otra manera- dijo agarrándola de
la cintura- te quiero.
Le acarició
la cara con intención de besarla, pero ella se apartó.
-Jorge, no
estoy preparada para besar a alguien- dijo ella apenada- lo siento.
<Pero que
has hecho> pensó ella <no estoy preparada, por favor tengo quince años
deja de comportarte como una niñata de trece años>
Al oír
aquella frase, Jorge no puedo aguantarse las lágrimas y se sentó en uno de los
banco del vestuario llorando. Noelia se acercó a él y se sentó a su lado.
-Si es que
soy un idiota, todo me sale mal contigo- dijo secándose las lágrimas-
perdóname, por favor.
-No te voy a
perdonar por que no has hecho nada malo- dijo ella dándole un beso en la
mejilla- solo te pido que me des tiempo para aclararme las cosas.
Ella se
levantó del banco dirigiéndose hacia la puerta y una vez que parecía que se
había ido, volvió y dijo:
-Te quiero.
-Lo sé- dijo
él dejando de llorar.
Noelia se fue a la cama, pensando en lo que hubiese
pasado si ella hubiera accedido a dar aquel beso. Estaba confusa y tenía
preguntas sin respuesta en la cabeza.
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