3 AÑOS DESPUÉS
9.CARAS CONOCIDAS.
Estaba
tumbada en la cama de su habitación. No había nadie en la casa, estaba sola.
Era el primer día de vacaciones de verano y no tenía nada que hacer. Bueno,
tampoco le apetecía hacer nada. Desde su ruptura con Mario siente como si su
vida no está llena del todo. Le faltaba algo. Le faltaba el.
Se levantó
de la cama y encendió el ordenador para meterse en el tuenti y hablar con sus
amigos. ¡Bien Ana y Sara estaban conectadas! También lo estaban Carlos, Pablo
y… Mario. En la página principal ve que Ana ha subido catorce fotos nuevas. En
todas salía con Pablo. Quien lo iba a decir. El agua y el aceite estaban
juntos. Se veía venir.
-Hola- dijo
Ana- ¿Qué tal?
-Hola- le
dijo Noelia- bueno…
-Es por
Mario, ¿verdad?
-Siempre es
por el- dijo Noelia.
-Aun no me
quedó muy claro por qué acabó lo vuestro.
Noelia tardó
un rato en saber que escribir. No le apetecía hablar mucho de ese tema.
-Pues,
supongo que por la distancia. Aunque para mí tampoco quedó muy claro.
-Ya, es
normal.
-Bueno, y
¿tu qué tal con Pablo? Ya he visto esas fotos ¿eh?
-Ja ja ja.
Pues bastante bien, no te voy a mentir- le dijo Ana muy feliz. Nunca se habría
imaginado el acabar con Pablo. Los dos son muy diferentes pero bueno, dicen que
los polos opuestos se atraen- ¿A qué no sabes con quién estuve hablando el otro
día?
-No, ¿con
quien?- le dijo Noelia intrigada.
-A lo mejor
no te gusta mucho pero, estuve hablando por el tuenti con Jorge, el del
campamento de hace tres años.
A leer el
mensaje de su amiga, se quedó helada. Ya estaba otra vez el niño este tacando
las narices. ¿¡Es qué nunca está ocupado!?
-¿Y qué
quería?
-Nada, me
preguntó que qué tal estaba, qué era de ti y que tenía novia. ¿Adivina quién?
-Deslúmbrame.
-¡PAOLA! La
asesina que te empujó a la piscina- le dijo Ana muy enfada por lo que le hizo a
su amiga- pero eso no es todo.
-¡Aún hay
más! Ya son demasiadas noticias por hoy ¿no crees?
-Pues
agárrate que esta es fuerte- comenzó a decirle Ana- nos ha invitado a todos
nosotros a una de las casas de sus padres, al lado de la playa a pasar el
verano.
“¡Lo qué
faltaba! Pues si se piensa que voy a ir” pensaba Noelia.
-Y ahora me
dirás que vamos a estar solos en la casa porque sus padres se han ido ¿no?
-¡Cómo lo
sabes!- le dijo Ana sorprendida- bueno no importa, Sara y Carlos van y también
Pablo y yo.
-Pues
supongo que iréis sin mí.
-¡Eso si que
no!- dijo decidida- Prométeme que te lo pensarás.
Tardó en
responderle.
-De acuerdo,
pero no te confío nada.
-OK, con eso
me vale. Me tengo que ir. Un beso.
-Otro para
ti. Adiós.
Noelia
desconectó el ordenador. Cogió el móvil y buscó el teléfono de Sara. Una vez
encontrado, presionó el botón verde.
-¿Hola?
-Sara, hola
soy Noelia.
-Hola, ¿qué
tal estás?- dijo su amiga al otro lado del teléfono.
-Tirando.
Oye quería hacerte una pregunta. ¿Vas a ir con todos a la casa de los padres de
ese asqueroso de Jorge?
-Te lo ha
contado Ana ¿verdad?
-Sí, ¿vas a
ir?- dijo insistiendo Noelia.
-Sí.
-¿Y tu
hermano también va a ir?
Necesitaba
saberlo, puede que si Mario fuese ella también iría.
-También. El
quería aprovechar esta oportunidad para poder hablar contigo sobre lo que pasó
hace dos años, cuando lo vuestro se acabó.
-Ya…- dijo Noelia
pensando en el y en lo que pasó. No se lo podía quitar de la cabeza- entonces
puede que si que vaya.
-¡Genial! Se
lo diré a todos ahora mismo. Xao. Besos.
-Adiós.
Nada más
colgar a su amiga el teléfono fijo comenzó a sonar. Era el número de la casa de
Sara. “ no puede ser Sara otra vez, acabo de hablar con ella” pensaba. Lo
cogió.
-¿Diga?
-Noelia-
dijo la voz. Una voz muy conocida para ella.
-Hola,
Mario. ¿Qué tal?
-Pues,
supongo que como tu ¿no?
-Supones
bien. Ya me ha dicho tu hermana que vas a ir a la casa de los tíos de ese
mamarracho.
-Sí, quiero
hablar contigo- dijo Mario muy serio- Carlos me ha dicho que pasará a recogerte
mañana a las diez de la mañana. Quedamos en la estación a las diez y media.
-Vale. Pues
nos vemos allí.
-Adiós. Te
q… Nos vemos- dijo Mario con timidez.
-Sí, hasta
mañana.
Ambos
colgaron a la vez. Había sido la conversación mas extraña que habían tenido
nunca.
Cuanto lo
echaba de menos. ¿Pensará el lo mismo? Sí, seguro que si. Casi le dice que le
quiere cuando se han despedido en
aquella extraña conversación.
La cabeza le
iba a estallar. Pensaba en demasiadas cosas a la vez, la ruptura entre Mario y
ella, el verano en casa de Jorge, la universidad… pero, aun tenía todo el
verano por delante para aclararse las ideas.
Salió a la
calle, necesitaba aire fresco para despejarse un poco. Alguien la llamó al
móvil.
-¿Hola?
-Noelia, soy
Carlos. ¿Dónde estás?
-Acabo de
salir a la calle. ¿Por?
-Nada porque
me aburría y digo voy a llamar a mi amiga la deprimida- decía el con risitas-
no, enserio ¿Te apetece quedar a dar una vuelta conmigo y con los dos
tortolitos del grupo?
-Con Ana y
Pablo ¿no?- dijo la chica riéndose. Carlos siempre le sacaba una sonrisa- de
acuerdo ¿dónde quedamos?
-En la
puerta de mi casa, así no me tengo que mover.
-Muy bien.
Allí estaré. Un beso. Hasta luego.
-OK. Besos.
Adiós.
Iba
caminando por la calle ilusionada por ver de nuevo a sus amigos de toda la
vida. Hacía un año que no los veía por temas de diferentes institutos y en
algunos casos la universidad. se suponía que Carlos seguiría igual de pelirrojo
y con esas gafitas de niño bueno, de Ana sabía
Que se había
cortado el pelo y Pablo seguiría con sus pelos y sus aires de chulo.
Llegó a la
casa de su amigo. Allí estaban Ana y Pablo besándose en el portal, al poco rato
vio salir de su casa a Carlos, que su cara de asco hacia la pareja daba risa.
-¡Noelia,
tía. Cuanto tiempo!- gritó Carlos abrazándola. No quería preguntarle que qué
tal estaba para no recordarle más a Mario.
Noelia se
acercó a Ana que ya había dejado de besar a su chico para darle dos besos a su
amiga. Después se acercó a Pablo.
-Hola,
Pablo- dijo dándole dos besos a el también.
-Hola,
morenita- le dijo.
“Ya estamos
con lo de morenita. ¡Hay cosas que no cambian!” pensaba Noelia.
-¿Queréis
que nosotros nos vayamos por delante para que podáis estar un poco más
intercambiando el ADN?- le preguntó Carlos a la parejita.
-Venga,
vámonos envidioso- le dijo Pablo.
Hablaron de
a qué universidad iban a ir, de qué tal el últimos año de instituto, pero
sobretodo hablaban de lo bien que se lo iban a pasar este verano, en la casa de
los padres de Jorge. Llegaron al parque donde siempre quedaban después de las
clases. Se sentaron en banco.
-¿Hemos
quedado aquí?- preguntó Ana.
-Sí, Sara y
Mario vendrán en cinco minutos- dijo Carlos
-¿¡Cómo!?-
se asombró Noelia- Mario va a venir.
-Sí, todos
estamos de acuerdo en que tenéis que hablar de vuestros asuntos-dijo Ana-
tranquila, ya verás como todo sale bien.
A Noelia no
le parecía bien esa encerrona. No sabía si ese era el momento para hablar con
su exnovio.
A lo lejos
venía una pareja, hermano y hermana. La chica se llamaba Sara, llevaba un
vestido azul bastante corto y lucía una larga melena castaña. El chico se
llamaba Mario. Estaba mucho más guapo que le última vez que se vieron. Llevaba
una camisa blanca con el cuello levantado y unos vaqueros desgastados. Todos se
saludaron. Carlos se levantó y les dio dos besos a ambos, al igual que Ana y
Pablo. Noelia fue a darle dos besos a Sara. Se acercó a Mario. Los dos se quedaron
quietos,
No sabían
como reaccionar. Noelia cogió al chico de los hombros y este a ella de la
cintura y se dieron dos besos.
-Bueno y
ahora que estamos todos, ¿qué os parece si nos vamos a tomar algo al bar de
siempre, como en viejos tiempos- dijo Sara siempre con ganas de fiesta.
-Está bien-
dijo Ana agarrando a su chico de la mano.
Tenían un
trozo que caminar hasta llegar a ese sitio tan especial para ellos. De camino
Noelia y Mario hablaron, ya era hora de hacerlo.
-¿Qué tal tu
paso por la universidad?- le preguntó Noelia.
-Bien, los
primeros días nos costó a todos adaptarnos. Pero ha sido una experiencia
agradable.
-Me alegro-
dijo ella mostrándole una de sus mejores sonrisas.
-¿Tienes ya
hecha la maleta para mañana?- dijo Mario sin saber que tema sacar.
-Me queda
poco- dijo Noelia inquieta. Estaba tan nerviosa que el estar a su lado le hacía
tartamudear- ¿fue duro el primer año para ti?
-Si bueno
adaptarse cuesta y…
-No me
refería a eso- le cortó- es que no se si lo pasaste tan mal como yo cuando todo
pasó.
Mario sabía
que tarde o pronto ese tema iba a salir. La quería, claro que la quería. Era lo
mejor que le había pasado en mucho tiempo.
-No te
puedes ni imaginar lo mal que lo pasé. Te tenía en la cabeza todo el tiempo y…
y aun sigues ahí. No quiero que te vayas.
Noelia se
quedó callada, esperando alguna reacción más por su parte. Tenía ganas de
decirle todo lo que sentía; que quería estar siempre a su lado, que, por ella,
nunca lo habrían dejado y que estaba perdidamente enamorada de el. Pero no
podía pronunciar ninguna palabra.
-Yo tampoco
quiero que te vayas- dijo parándole y agarrándole de la mano- en todas esas
semanas que me costó asimilar que lo nuestro había acabado no pude probar la
comida, se me había cerrado el estómago y mi madre me quería llevar al médico.
Pero lo que yo estaba pasando no lo podía curar ningún medicamento. Había
noches que el miedo a no volverte a ver se apoderaba de mi, sin dejarme dormir.
Mario no
quería que la chica siguiese hablando. Escuchar lo que ella le estaba diciendo
le dolía más que una patada en la entrepierna. La abrazó y las palabras que
Noelia soltaba por su boca cesaron.
Le encantaba
el nuevo Mario, era más maduro, se había cortado el pelo dejándose una cresta
con el flequillo aplastado, sus ojos seguían igual de verdes que cuando se fue,
un verde esmeralda que no era fácil olvidar, había estado yendo al gimnasio y,
debajo del labio, se había hecho un pirscing negro. Para Mario, ella también
había cambiado. Llevaba el pelo más corto, ya no parecía una adolescente de
quince años, ahora se había convertido en casi toda una mujer, una mujer de
dieciocho años.
Por delante
de ellos, un grupo de chicos y chicas se volvieron a mirarlos. Sus amigos.
-Mira a esos
dos- le dijo Carlos a Sara- creo que han vuelto.
Sara se
emocionó al ver a su querido hermanito con su mejor amiga, juntos de nuevo.
-Nacieron para estar juntos- dijo ella emocionada.
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