SOBRE EL BLOG:
Hola a todos/as:En este blog encontraréis un libro que he escrito yo misma. Amor, traiciones y amistad se esconden en este libro.¡ESPERO QUÉ OS GUSTE! :) :)
sábado, 18 de agosto de 2012
CONOCE A LOS PERSONAJES.
NOELIA: Es la protagonista de esta historia. Cuando tiene quince años
irá a un campamento con sus mejores amigos dónde su vida cambiará hasta que tenga los dieciocho.
Es simpática, estudiosa y muy enamoradiza.
MARIO: Es el más listo de todo el grupo. Este chico moreno, de ojos verdes y gran personalidad, le demostrará lo que siente a la protagonista de esta historia.
SARA: Es la hermana de Mario. Además de ser la chica más mayor del grupo, es la más extrovertida, pasa de los estudios y la encanta salir de fiesta.
ANA: Es la más dulce y sensible del grupo. Esta chica rubia, de ojos azules y de estatura más bien baja, se ha enamorado de unos de los chicos del grupo desde que ambos tenía siete años, ¿pasará algo entre ellos?
CARLOS: Es la pieza fundamental de este grupo de adolescentes. Pelirrojo, de grandes ojos azules y divertido y, en casos muy particulares, es muy reservado y tímido.
Cuando tenga dieciocho años revolucionará la vida de Sara.
PABLO: Hace creer que es el más macarra y chulo del grupo pero, en el fondo es de los más sensibles y callados. Pero, eso sí, que nadie se meta con él. Se volverá de esa manera cuando le demuestre lo que siente a una de las chicas de este grupo.
JORGE: Noelia lo conoce en el campamento de hace tres años, acaban saliendo juntos durante un corto periodo de tiempo. Pero, este chico rubio, ojos claros y muy galán, se hace pasar por algo que no es y engaña a Noelia con otras de las chicas del campamento.
PAOLA: Sensual, extrovertida y luchadora. Así es Paola, la chica que acabará conquistando el frío corazón de Jorge. En el verano se dará cuenta de que se ha comportado muy mal con todos los amigos que forman ese grupo y, junto con Jorge, se disculparán.
LUCAS: Es el primo de Jorge. Musculoso, pelo rubio y rizado y grandes ojos azules oscuros, pasará unos días con su primo en una de las muchas casa de sus padres.
A Sara no le gustará mucho su visita, ¿habrá pasado algo entre ellos?
irá a un campamento con sus mejores amigos dónde su vida cambiará hasta que tenga los dieciocho.
Es simpática, estudiosa y muy enamoradiza.
MARIO: Es el más listo de todo el grupo. Este chico moreno, de ojos verdes y gran personalidad, le demostrará lo que siente a la protagonista de esta historia.
SARA: Es la hermana de Mario. Además de ser la chica más mayor del grupo, es la más extrovertida, pasa de los estudios y la encanta salir de fiesta.
ANA: Es la más dulce y sensible del grupo. Esta chica rubia, de ojos azules y de estatura más bien baja, se ha enamorado de unos de los chicos del grupo desde que ambos tenía siete años, ¿pasará algo entre ellos?
CARLOS: Es la pieza fundamental de este grupo de adolescentes. Pelirrojo, de grandes ojos azules y divertido y, en casos muy particulares, es muy reservado y tímido.
Cuando tenga dieciocho años revolucionará la vida de Sara.
PABLO: Hace creer que es el más macarra y chulo del grupo pero, en el fondo es de los más sensibles y callados. Pero, eso sí, que nadie se meta con él. Se volverá de esa manera cuando le demuestre lo que siente a una de las chicas de este grupo.
JORGE: Noelia lo conoce en el campamento de hace tres años, acaban saliendo juntos durante un corto periodo de tiempo. Pero, este chico rubio, ojos claros y muy galán, se hace pasar por algo que no es y engaña a Noelia con otras de las chicas del campamento.
PAOLA: Sensual, extrovertida y luchadora. Así es Paola, la chica que acabará conquistando el frío corazón de Jorge. En el verano se dará cuenta de que se ha comportado muy mal con todos los amigos que forman ese grupo y, junto con Jorge, se disculparán.
LUCAS: Es el primo de Jorge. Musculoso, pelo rubio y rizado y grandes ojos azules oscuros, pasará unos días con su primo en una de las muchas casa de sus padres.
A Sara no le gustará mucho su visita, ¿habrá pasado algo entre ellos?
Capítulo 1.
1. EL COMIENZO.
Para
Noelia era el día más caluroso de todo lo que llevaba de verano, pero no le
importaba porque ese era el día en el que ella y sus mejores amigas; Sara y Ana
embarcaban en una nueva de sus aventuras, su primer campamento de verano.
Noelia
llegó con sus padres a la estación de autobuses donde, ella, sus amigas y
muchos más chicos, cogerían el autobús a la diversión asegurada.
A
lo lejos le pareció ver dos figuras muy conocidas.
-¡Sara!-
gritó la chica entusiasmada. Noelia le dio dos besos y un abrazo a su amiga, y
lo mismo hizo con su hermano, Mario. Se conocían desde que tenían ocho años.
-¿Qué
tal estás?- le preguntó Mario a su amiga.
-Muy
nerviosa, pero es nuestro campamento y lo pasaremos genial.
Cuando
por fin llegó Ana, la tercera chica, se despidieron de sus padres y montaron en
el autobús. Allí vieron a Carlos y a Pablo, los saludaron y las puertas del
autobús se cerraron, había comenzado lo mejor del verano.
-Bueno
chicos- comenzó a decir uno de los muchos monitores del campamento- bienvenidos
al mejor campamento de vuestras vidas. Lo comenzaremos con nada menos que diez
horas de autobús así que por la noche a dormir, porque como montéis jaleo
hacéis todo lo que os quede de camino andando ¿entendido?
La
primera impresión de todo el autobús no fue muy buena, pero daba igual.
Cayó
la noche, todos dormían, bueno no todos, Noelia no podía pegar ojo solamente de
los nervios que tenía en el cuerpo. Su hermana mayor había vivido muchas
experiencias en el campamento, una de ellas fue su primer beso. Ahora ella
tiene veintidós años, pero recuerda su primer campamento como si lo hubiese
vivido ayer.
Noelia
y sus amigos tenían quince años, a Sara y a Ana ya les habían dado el primer
beso, menudas son ellas, pero este no era el caso de Noelia, ¿y si se lo daban
en el campamento? Pero ahora ella no quería pensar en eso, así que cerró los
ojos y se durmió con las ganas de comenzar el día de mañana.
A
la mañana siguiente un fuerte estruendo despertó a los seis amigos, ¡habían
llegado al campamento! Ana, Sara y Noelia se abrazaron de la emoción que
sentían.
Bajaron
del autobús, había un montón de chicos y chicas, algunos aún dormidos, otros ya
estaba conociendo gente, pero seguro que ninguno tenía las ganas de comenzar de
Noelia.
Cogieron
sus mochilas y se las cargaron al hombro. Caminaban hacia donde iban a montar
las tiendas de campaña, de camino un chico rubio, alto y de más o menos la
misma edad que Noelia. La paró.
-Hola,
¿tu no ibas en mi autobús verdad?- preguntó el chico misterioso.
-No
mis amigas y yo hemos ido en el pequeño- le dijo Noelia señalando a sus amigas.
-Por
cierto, soy Jorge.
-Encantada,
yo soy Noelia y mis amigas Ana y Sara- dijo ella cogiendo de la mano a sus
amigas.
-¡Chicos
venid aquí!- llamaron los monitores- hay que montar las tiendas de campaña.
Las
tres amigas se pusieron con sus tres amigos para formar uno de los grupos de
las tiendas.
Cogieron
su correspondiente tienda y se pusieron manos a la obra.
-Noelia,
¿puedes ir a por una piqueta? Nos falta una- le dijo Carlos.
-Claro,
vuelvo enseguida.
Noelia
se acercó a una gran caja verde donde estaban guardadas las piquetas. De camino
fue mirando a su alrededor. Pudo ver a más de cien chicos entre once y
dieciséis años trabajando y estrechando lazos juntos.
-Oye
que esa piqueta es mía- dijo un chico gordo de unos dieciséis años.
-Lo
siento- le dijo Noelia devolviéndosela.
-No
tranquila, quédatela-dijo guiñándole un ojo- soy Álvaro encantado y este es
Ángel, mi hermano pequeño.
-Soy
Noelia.
A
ella no se la habría ocurrido decir que Álvaro y Ángel fuesen hermanos. El primero era el típico
creído que lo tenía todo muy sobrado y su hermano un macarra que no hablaba.
Llegó
contenta, con su piqueta en la mano adonde estaban sus amigos.
-¿Cómo
es que vienes tan contenta?- preguntaron Pablo y Sara a coro.
-Tengo
una corazonada- dijo mirando a todo el campamento.
Capítulo 2.
2. SUPERSTICIONES.
Pasaron los días en el
campamento y los monitores reunieron a todos los chicos en el comedor para
darles una noticia.
-Chicos- comenzó a decir
el jefe del campamento- quiero que sepáis que mañana empezaremos una travesía
que durará cuatro días aproximadamente.
Todos comenzaron a
quejarse de esa noticia que para ellos era lo peor que les podían decir.
-Pero no olvidéis que esta
noche haremos un pequeña velada, pero ahora a comer- acabó diciendo otro de los
monitores.
A la hora de comer Sara,
Ana y Noelia se sentaron junto a Mario, Carlos, Pablo y Álvaro. Diego un niño
de once años apareció para darle una nota a Noelia.
-Gracias- le dijo ella
-¿sabes de quien es?
-De mi hermano- se
adelantó Álvaro.
Noelia la abrió y comenzó
a leerla:
TE ESPERO EN
LOS BAÑOS
DESPUÉS DE
LAS TAREAS
ÁNGEL.
-¿Qué querrá?- preguntó
Ana.
-Viniendo de mi hermano,
miedo me da- respondió Álvaro.
Una vez acabadas las
tareas, Noelia se acercó a los baños y desde lejos puedo ver el enorme ego de
Ángel.
-Recibí tu nota- dijo
Noelia- ¿qué quieres?
-Me gustaría decirte
que…bueno que… me gustas.
Noelia se quedó helada,
sin saber que responder.
-Mira me siento alagada
pero…
-Lo sabía, no sientes lo
mismo- dijo el chico cabizbajo.
-Lo siento.
-No importa, quedamos como
amigos ¿no?
-¡Claro!- dijo ella con
una sonrisa.
Llegó la noche y con ella
el momento que todos estaban esperando.
Para hacer las veladas el
campamento tenía como una especie de anfiteatro donde se celebraban todos los
actos.
Noelia, como pasó mucho
calor por el día y pensando que también lo iba a hacer por la noche, no se
cogió el abrigo.
Se sentó en las frías
escaleras, sola, porque a Ana le dolía mucho la tripa y Sara se había quedado
con ella en la enfermería.
Tiritaba de frío, se
lamentaba de no haberse puesto el abrigo.
-¿Estás bien?- le preguntó
la voz de Jorge.
-S-s-si- tiritó Noelia.
-¿Quieres mi abrigo?
-No, no quiero que pases
frío por mi culpa, pero gracias.
-Vale como quieras- dijo
Jorge alejándose.
Pasaron unos cinco
minutos, Noelia ya no sentía prácticamente las manos, hasta que sintió como
algo le tapaba los hombros.
-Te he dicho que no me
hace falta- replicó ella.
-Yo también puede llegar a
ser muy cabezota- dijo Jorge colocándole su abrigo por encima.
Noelia se sentía un poco
mejor, pero Jorge podía ver como sus temblores no cesaban, así que le pasó el
brazo por los hombros.
-¿Te importa?- le preguntó
a la chica.
-No, para nada- le
respondió colocando su cabeza en el hombro del chico.
De pronto, Noelia sintió
como un hormigueo por dentro, algo que nunca había sentido, se había enamorado
de Jorge.
Paró de tiritar y sentía
como su amigo la acariciaba el pelo mientras le acompañaba a su tienda.
-Gracias por el abrigo_ le
dijo ella devolviéndoselo.
-No hay porqué darlas- le
dijo apartándole el pelo de la cara y le dio un abrazo.
-Buenas noches.
-Buenas noches, preciosa.
Noelia vio como el chico
de sus sueños se alejaba caminando, sin dejar de mirarla.
Noelia entró en a tienda.
-Buenas noches, preciosa-
se burló Mario.
-¡Cuéntanoslo todo!- saltó
Ana que ya parecía encontrarse mucho mejor.
-No ha pasado nada. Buenas
noches a todos- dijo Noelia metiéndose en el saco de dormir, sin dejar de
pensar en él.
Capítulo 3.
3. PENSAMIENTOS.
A la mañana
siguiente los monitores del campamento despertaron a toda la gente a las cinco
y media de la madrugada.
-Bueno y…
¿qué pasó con Jorge?- preguntó Mario intrigado.
-Normalmente
cuando uno se despierta se suele decir buenos días o algo por el estilo- le
respondió Noelia entre carcajadas- y no
pasó nada.
Noelia salió
de la tienda y se encontró a Sara y a Ana sentadas en el suelo esperándole.
Estuvieron
hablando y al cabo de un rato apareció Álvaro con un ojo morado. Automáticamente
Sara se levantó para preguntarle qué o quién le había hecho eso.
-¿Qué te ha
pasado?- preguntó ella con los ojos como platos.
-Al salir de
la tienda de campaña me he tropezado con una de las piquetas y este es el
resultado- dijo Álvaro señalándose el ojo del golpe- bueno me boy a buscar a mi
hermano antes de que se meta en algún lío del que luego no pueda salir. Adiós.
-¡Hasta
luego!- gritaron ellas a coro.
Se pusieron
en camino, iban a ser veintisiete largos y duros kilómetros, pero con unos
amigos que siempre durarán.
Irían por el
kilómetro cinco o así, Ana había sobornado a Carlos para que le llevase la
mochila y este que tiene menos coeficiente intelectual que una lavadora,
accedió.
Álvaro (que
le sobraban uno o un par de kilitos) iba hablando con Sara, dejando atrás a
Ángel y a Noelia que, por casualidad hablaba con Jorge para conocerse un poco
mejor.
-Bueno y tu
¿tienes hermanos?- le preguntó Noelia.
-No, soy
hijo único. ¿Y tu?
-Tengo un
hermano de diecinueve años, un incordio pero le quiero mucho- dijo ella con una
sonrisa.
-Mira parece
que ya hemos llegado- le dijo él señalando un edificio verde a lo lejos.
Una vez
acomodados, más o menos, se ducharon y se pusieron a comer.
Como siempre
Ana, Sara y Noelia se sentaron juntas sin Álvaro, porque le había dado una
insolación. Así que un sitio al lado de Noelia estaba vacío.
-¿Me puedo
sentar?- preguntó Jorge.
-Sí, sí- le
dijo Noelia atragantándose con el agua- ¿sabes como está Álvaro?
-Un poco
quemado- dijo el chico entre risas. Noelia tampoco podía aguantarse las ganas
de reír.
Se pasaron
la tarde haciendo el tonto y el ganso, ya que eran sus especialidades.
-¡Noelia!-
gritó Miguel- toma esta nota es para ti.
Y antes de
que la chica pudiera decir algo, este había desaparecido. Abrió la nota.
TE ESPERO ESTA NOCHE,
CUANDO TODOS DUERMAN
EN EL VESTUARIO DE CHICOS
A LAS 9:30
JORGE.
Cayó la
noche, Noelia antes de acostarse vio que Jorge ya no estaba.
Se hicieron
las nueve y media y, sin despertar a nadie, pasó por el pasillo y se dirigió al
vestuario.
Antes de
entrar alguien la tapó los ojos. Noelia se sobresaltó.
-Soy yo-
dijo la dulce y suave voz de Jorge- confía en mí.
Le cogió la
mano y la llevó a un sala llena de pequeñas velas. Le destapó los ojos.
-Madre mía,
es increíble- dijo ella asombrada- ¿para qué me has traído aquí?
-Para
decirte algo que ojala te lo hubiese dicho de otra manera- dijo agarrándola de
la cintura- te quiero.
Le acarició
la cara con intención de besarla, pero ella se apartó.
-Jorge, no
estoy preparada para besar a alguien- dijo ella apenada- lo siento.
<Pero que
has hecho> pensó ella <no estoy preparada, por favor tengo quince años
deja de comportarte como una niñata de trece años>
Al oír
aquella frase, Jorge no puedo aguantarse las lágrimas y se sentó en uno de los
banco del vestuario llorando. Noelia se acercó a él y se sentó a su lado.
-Si es que
soy un idiota, todo me sale mal contigo- dijo secándose las lágrimas-
perdóname, por favor.
-No te voy a
perdonar por que no has hecho nada malo- dijo ella dándole un beso en la
mejilla- solo te pido que me des tiempo para aclararme las cosas.
Ella se
levantó del banco dirigiéndose hacia la puerta y una vez que parecía que se
había ido, volvió y dijo:
-Te quiero.
-Lo sé- dijo
él dejando de llorar.
Noelia se fue a la cama, pensando en lo que hubiese
pasado si ella hubiera accedido a dar aquel beso. Estaba confusa y tenía
preguntas sin respuesta en la cabeza.Capítulo 4.
4. EL
AMOR DUELE
Segundo día
de travesía, otra vez levántate a las cinco y media de la mañana, desayuna mal
desayunado y cárgate la mochila al hombre para caminar esos veinte kilómetros
de los que te acordarás toda la vida.
Caminar bajo
ese sol del que era fácil coger una insolación y alzar la vista hacia las
cuestas del camino que parecían el Empire State, en el caso de Noelia eso no le
importaba, tenía cosas más importantes en las que pensar.
-Sara, tengo
que hablar contigo- le dijo Noelia apurada.
-¿Qué
ocurre?- preguntó su amiga intrigada.
Noelia le
contó a su amiga todo lo que había pasado la noche anterior y lo que podía
haber pasado si ella no fuese tan cobarde y tan niña. Si hubiese pasado, Jorge
no si hubiera puesto a llorar.
Sara quería
hablar con el chico que no dejaba vivir a su amiga, aunque sabía que a Noelia
no le haría mucha gracia. Así que cuando se instalaron en el nuevo refugio,
Sara se acercó a Jorge.
-Jorge
¿puedo hablar contigo sobre Noelia?
-Que le ha
pasado, está bien- se apresuró a decir el chico.
-Sí
tranquilo. Me contó lo de la otra noche y no para de darle vueltas a la cabeza.
-Sé que fui
u idiota, todo es culpa mía- se lamentaba Jorge.
-No es eso
de lo que está preocupada, si no de que hubiese pasado si ella hubiera accedido
a darte el beso. Está fatal por como te sentiste.
-Debo hablar
con ella, dile que le espero detrás del comedor.
-De acuerdo,
se lo diré.
Sara corrió
hasta donde estaba su amiga para contarle la noticia. La encontró hablando con
Pilar una chica de su misma edad de la que las tres se habían hecho muy amigas.
-Pilar te la
robo un momento- le dijo Sara agarrando del brazo a Noelia.
-Toda tuya.
-¿Qué pasa?-
preguntó Noelia alterada.
-Jorge
quiere hablar contigo, en la caseta, detrás del comedor.
Y antes de
que Sara pudiera decir algo más, Noelia había desaparecido.
Corrió lo
más rápido que pudo aunque, fue en vano. Al llegar a la caseta, Noelia se
arrepentía de estar allí. Vio como Paola, una de las chicas más guapas de todo
el campamento se besaba con Jorge, el príncipe azul de Noelia. La chica no
sabía como reaccionar. Se quedó allí quieta, llorando. Hasta que Jorge apartó a
Paola.
-Noelia…-
dijo él acercándose a ella, peo ya era demasiado tarde, Noelia se había ido
corriendo- ¡Noelia espera!
-Déjala solo
es una cría- dijo Paola agarrándolo del brazo, pero este no se dejó.
-Para mí es
muchísimo más que una simple cría, así que no te atrevas a llamarla así otra
vez.
Jorge se dio
la vuelta con la esperanza de que la chica estuviese allí, pero había vuelto a
desaparecer.
Fue a
buscarla donde estaban sus amigas.
-Ana, Sara
¿habéis visto a Noelia?- les preguntó el chico sofocado.
-No, porqué
¿qué pasa?- preguntó Ana.
-Paola me
engañó para que yo le besara, Noelia lo vio, se echó a correr llorando y ahora
ya no la encuentro- dijo Jorge cogiendo aire.
Sara que,
aunque la chica no era muy inteligente, empezó a pensar el lugar donde, para
Noelia, comenzó todo.
-Yo sé donde
puede estar- le dijo Sara- ¿dónde fue la última vez que estuviste con ella?
Jorge
recordó que la noche en vestuario fue la última vez que estuvo con ella.
-En el
vestuario- dijo el- gracias chicas, os debo una.
Fue
corriendo hasta llegar al pasillo que lleva a los vestuarios. A la derecha le
pareció oír los llantos de la
chica. Entró
y allí estaba, sentada en el suelo con la cabeza metida entre las piernas.
Jorge se acercó a ella.
-¿Noelia?
-¡Déjame en
paz!- gritó la chica sin mirarle a los ojos. Hizo la acción de levantarse, pero
Jorge la retuvo sujetándola del brazo.
-Por favor,
escúchame. Yo no besé a Paola, ella me engañó para que yo lo hiciera. Yo no
quería hacerlo.
Noelia era
la primera vez que le miraba a los ojos.
-Y como hago
yo ahora para creerte, como sé que no fuiste tú quien la besó- dijo ella con
los ojos rojos de tanto llorar.
-Pues…
porque te quiero- dijo Jorge reprimiendo las ganas de llorar el también- porque
eres en la primera persona que pienso cuando me levanto y la último cuando me
acuesto. Y ahora mis preguntas son, ¿me quieres? ¿Quieres que me vaya?
Noelia no
respondió automáticamente, ¿cómo sabía que no le mentía? Pero no podía pensar
en hacer lo correcto.
-No, por
favor- dijo ella cogiéndolo de la mano- ¿qué tengo que hacer para que no te
vayas?
-Ya sabes lo
que quiero- dijo acercándose a ella.
Él no estaba
jugando limpio, ella ya sabía a lo que el se refería y también él sabía que
ella iba a tener tentación, pero no podía hacerlo.
Jorge volvió
a hacer el intento de besarla por segunda vez y ella se negó nuevamente.
-¿Qué pasa?-
preguntó él.
-No puedo.
Jorge miró
al techo insatisfecho por la decisión de la chica.
-¿Por qué?
-Porque
aunque tenga quince años no sé si estoy preparada para esto. Así que no pierdas
más el tiempo conmigo y vete con una chica que si que lo esté.
-Esperaré lo
que haga falta. Te quiero demasiado como para perderte.
Noelia se
acercó al chico y le dio un beso en la mejilla.
-Tiempo al
tiempo- le dijo ella con una tímida sonrisa. Salió del vestuario para
encontrarse con sus amigos, pero sólo encontró a Pablo.
-Hola Noe,
¿qué tal con Jorge?
-¿Cómo sabes
que he estado con él?
-Ana me lo
dijo- respondió entre risas- ¿qué te pasa?
-Si la
persona de la que estás enamorada, lo único que desea es besarte y tu te niegas
por que, a pesar de la edad que tienes piensas que no estás preparada y sabes
que tienes miedo de lo que pueda pasar. ¿Qué deberías hacer?
-Lanzarte-
dijo Pablo sin duda alguna- y te lo digo porque me ha pasado y no quiero que te
pase a ti lo mismo.
Noelia le
hizo caso a su amigo, sabía que él tenía experiencia en esto porque, además de
tener las chicas rendidas a sus pies, era un año mayor que ella y sabía lo que
hacía.
Noelia vio
salir a Jorge del vestuario y no se lo pensó dos veces, corrió a su encuentro
para dejar de ser una cría, dejando el miedo atrás.
-¡Jorge!-
gritó.
Se lanzó a
sus brazos, cerró los ojos y le besó.
Volvió a
sentir el mismo hormigueo en el estómago, como cuando en el campamento su chicos
le pasó el brazo por sus hombros. Se miraron durante unos instantes.
-¿Y esto? ¿No
decías que no estabas preparada?
-Y sigo sin
saber si lo estoy, pero le he hecho caso a mí corazón- dijo Noelia mirando a
Pablo que le guiñaba un ojo. Jorge le acarició la cara para que se girase y así
poder mirarlo.
-Te quiero-
le dijo el chico.
-Lo sé- respondió Noelia con su tímida sonrisa.Capítulo 5.
5.
ERRORES
Último día
de travesía, todos volvían al campamento. Algunos con alguna insolación, otros
con ampollas en los pies y algunos con la preguntas confusas por fin resueltas.
Noelia y
Jorge por fin estaban juntos. No sabían si el resto de sus compañeros se habían
enterado de la noticia.
Jorge hacía
todo lo posible para no hacerlo notar, pero lo que sentía por ella era tan
fuerte que, a veces, se le hacía imposible evitarlo.
Una vez
llegados al campamento, Noelia no aguantaba más y les contó la noticia a sus
amigos.
-¡Qué
fuerte!- chilló Sara.
-Me alegro
mucho por ti- dijo Carlos- te lo mereces.
Todos
dijeron algo excepto Mario que se mantuvo callado, esperando cambiar de tema.
-Gracias
chicos- dijo la enamorada con una sonrisa imborrable de la cara- ¡aún no me lo
creo!
Aunque, como
en las películas, todo lo bonito se acaba. Noelia no sabía que Paola, la chica
que besó a su chico malamente, se había enterado de todo lo que la chica les
había comentado a sus amigos.
-Vaya-
comenzó a decir aquella víbora- al final la niña bonita conseguido lo que
quería ¿no?- reprochó Paola.
-Y por lo
visto tu no sabes perder- soltó Noelia- ¿qué quieres Paola?
-Vengo a
advertirte.
-¿Advertirme
de qué?
-De que te
vayas haciendo a la idea de que tu historia amorosa con Jorge se va ha acabar.
-¿Por qué me
dices eso?- le preguntó Noelia asustada.
-Porque
dentro de muy pocos días Jorge y tu no os volveréis a ver hasta dentro de Dios
sabe cuantos años y, lo más probable es que él se olvide de ti y salga con otra
persona más cercana a él, alguien como… yo , por ejemplo.
-El no lo
haría, si me quiere no me olvidará tan fácilmente- respondió Noelia cada vez
más asustada. Ella sabía que Paola era capaz de hacer todo lo que estaba en su
mano para arrebatarle a Jorge.
Paola soltó
una diabólica y fría carcajada.
-Mira
criaja, Jorge va a ser mío quieras o no y tu para el sólo serás un amargo y
triste recuerdo.
Noelia no
aguantaba más y se fue corriendo golpeando el brazo de Paola y entró en su
tienda de campaña, asustada sin saber que hacer ni pensar por lo que Paola le
había contado fuera.
Se sentó en
una de las esquinas más oscuras de la tienda y le pareció ver un larga sombra.
Entró un chico de pelo negro, alto y vestí con una camiseta roja y unos
vaqueros desgastados, era Mario. El chico consiguió verla sentada en el suelo
de la tienda.
-Noelia,
¿eres tú?
-Sí-
respondió ella llorando.
Cuando Mario
vio llorar a su amiga de aquella manera el mundo se le vino abajo.
-¿Qué te
pasa? No llores por favor- le dijo Mario sentándose a su lado.
-Paola me ha
dicho que lo más probable es que Jorge se olvide de mí cuando nos vayamos y
ella será su novia, porque dice que yo no tengo ninguna posibilidad a su lado.
Cuando me lo ha contado, yo me quería morir, Mario- dijo ella mientras su amigo
la abrazaba con fuerza.
-Eso nunca
va a pasar, tranquila- dijo abrazándola- ¡Dios mío Noelia, pero si estás
temblando!
En ese momento,
Noelia abrió los ojos y vio a Jorge, perplejo por el abrazo de Mario y su
chica. Se fue sin decir una palabra y Noelia se disculpó con Mario para salir
en su busca.
-¡Jorge,
espera!- gritó Noelia.
Jorge no se
dignó a girarse para mirara a la chica que le había robado el corazón.
-Puedo
explicártelo- dijo Noelia.
-¡No hay
nada que explicar!- aulló el-te he visto, confiaba en ti, y te he visto con
Mario.
-El sólo me
está ayudando por lo que estoy pasando- respondió con un mar de lágrimas en los
ojos- no ha pasado nada.
Mario oyó,
desde la tienda, los gritos de su amiga y de su novio, corrió y salió en su
ayuda.
-Jorge,
tranquilízate- le dijo Mario con valentía- si lo está pasando mal es por ti y
por lo que hace quince minutos le ha dicho tu amiguita Paola.
-Y porque no
a acudido a mí- dijo Jorge furioso- ¡ah! Claro será porque ella es tan inocente
que también siente algo por ti ¿verdad?
A Mario le
sentaron muy mal aquellas frases, si que es cierto que desde los ocho años
había sentido algo por ella pero nunca había salido a la luz. Debía de cambiar.
-¡No es
verdad! Sabes que solo te quiero a ti- replicó Noelia dudosa. No estaba segura
de si solo sentía algo por el.
-Si es
verdad, siento algo muy fuerte por Noelia y voy a luchar por lo que siento- le
dijo triunfante Mario a Jorge.
Noelia quedó
petrificada ante la declaración de Mario, no se lo esperaba.
Jorge no
aguantó más y se abalanzó sabre Mario. Ambos acabaron en el suelo. Los dos
forcejearon, pero Mario se llevó la peor parte. Se quedó tirado en el suelo con
el labio inferior sangrando.
Noelia cayó
de rodillas al lado de su amigo fulminando con la mirada a Jorge que se tapaba
la boca con su mano izquierda.
-Noelia,
yo……- balbuceó Jorge
-¡LÁRGATE!
No quiero volver a verte más, lo nuestro fue un error. ¡VETE!- aulló la chica
llena de ira.
No era una
de esas escenas de una película donde están todos felices y contentos. Mario
estaba tirado en el suelo con la boca manchada de sangre, Noelia, enfadada,
miraba a su amigo y Jorge estaba quieto sin mover un músculo de su cuerpo.
Ahora el que lloraba era él.
Capítulo 6.
6.
ACCIDENTES.
No podía
creer lo que había pasado, Noelia había cortado con Jorge, el chico de sus
sueños, pero lo peor de todo era que este le había pegado a uno de sus mejores
amigos.
Mario se encontraba
en la enfermería, tumbado en una blanca y estrecha camilla. A su lado, Noelia,
le contemplaba a la vez que reflexionaba sobre los acontecimientos ocurridos
anteriormente.
Con las
manos en la cara, Noelia notaba como su amigo se movía y a la vez se despertaba.
-Buenos días
dormilón- dijo ella con una pequeña y débil sonrisa.
-Hola- dijo
el casi sin poder hablar del puñetazo que Jorge le había metido en el labio- lo
siento.
-¿Por qué?
-Porque si
yo no me hubiese metido en todo lo que ha pasado, tu seguirías con…
-No
pronuncies su nombre- le interrumpió Noelia- el ya no existe para mí.
-Sabes que
sí, sabes que no te vas a poder olvidar de el, sabes que aun le quieres aunque
otra persona te haya expresado lo que siente, nunca te vas a poder olvidar de
el.
Noelia no
sabía que decir en ese momento, sabía lo que Mario sentía por ella, sabía que
no podía dejar de pensar en ese idiota ni en lo que había vivido con el, pero
ahora nada estaba claro en su cabeza. Todo podía cambiar.
-¿Es
cierto?- comenzó a preguntarle ella- ¿es cierto que yo te gusto?
-Sí, cien
por cien cierto- dijo Mario muy seguro de sí mismo.
-¿Desde
cuándo?
-Desde que
ambos teníamos ocho años, pero pasaba el tiempo y no me atrevía a decírtelo,
porque sabía que yo nunca te podría llegar a gustar.
-No digas
eso- dijo Noelia apartándole el pelo de la cara- cualquier chica estarían
encantada de estar con un chico como tu. Y, además, yo no he dicho que tu no me
gustes.
-Entonces,
¿tengo alguna oportunidad?- dijo Mario rojo como un tomate.
-Te la mereces.
Se oían
pasos fuera, era Ana.
-Noelia, ven
conmigo. Nos llaman los monitores- dijo Ana- hola Mario, ¿qué tal te
encuentras?
-Ahora mucho
mejor- dijo el chico sonriéndole a Noelia.
Ana y Noelia
salieron de la enfermería. Se dirigieron a un gran corro de gente. Encontraron
a Sara, Carlos y Pablo, pero Noelia no vio a Jorge.
-Bueno
chicos, será mejor que vayáis a coger vuestros bañadores porque nos vamos todos
a la piscina- dijo el monitor.
Sara estaba
muy contenta sólo por estrenar su nuevo bikini y presumir de él.
Ana solo
pensaba en tomar el sol todo el tiempo que pudiese, Carlos y Pablo estarían
todo el rato zambullidos en el agua y Noelia se comería la cabeza con lo que le
está pasando y lo que puede pasarle.
Una vez en
el autobús, Carlos se sentó con Pablo, Ana con Noelia y Sara con Álvaro. (Nadie
sabía lo que se traían entre manos estos dos.)
-Ana,
¿puedes cambiarme el sitio?- le preguntó Miguel, el mejor amigo de Jorge.
Ana miró a
Noelia que asentía con la cabeza a la petición del chico.
-¿Qué tal
estás?- le preguntó Miguel.
-Todo lo
bien que se puede estar con todo lo que me está pasando- le dijo Noelia
cabizbaja- ¿sabes dónde está Jorge? No le he visto esta tarde.
-De eso te
venía a hablar- comenzó a decir- esto que te voy a decir te puede afectar o no
depende lo que sientas. Cuando Jorge vio todo lo que le decías, que no le
querías volver a ver más y todo eso, el se quería morir, no quería seguir aquí
si tu no estabas con el, a su lado. Con que esta mañana llamó a su padre y este
le ha venido a buscar en coche esta mañana, cuando tu estabas en la enfermería
con Mario.
Noelia no
sabía que decir, ella estaba segura de lo que sentía por Jorge, pero había un
interrogante entre ella y Mario.
-Yo no
quería llegar tan lejos- dijo Noelia agobiada- ¿qué puedo hacer para que
vuelva?
-No lo sé,
puede que ya sea demasiado tarde.
Noelia
lloraba en silencio. Lágrimas. Otra vez, más lágrimas.
Cuando
llegaron a la piscina, los chavales se bajaron del autobús, se pusieron los
bañadores y bikinis y disfrutaron del día.
Noelia
estaba sentada en el bordillo de la piscina con los pies metidos dentro del
agua. No le apetecía hacer otra cosa que no fuese pensar en Mario, pero también
pensaba en Jorge y en lo que Miguel le había contado.
Solo
quedaban cuatro días del campamento y Noelia debía acabar lo que había
empezado.
Sacó los
pies del agua, se levantó y allí detrás de ella estaba Paola y, antes de que
ella pudiese reaccionar, Paola la empujó al agua tan fuerte que Noelia se
golpeó la cabeza contra el suelo de la piscina.
Capítulo 7.
7. REENCUENTROS.
Debieron de
pasar las horas pero, por su golpe en la cabeza, Noelia no se acordaba de nada
de la tarde en la piscina.
Cuando
intentó abrir los ojos vio que estaba en una pequeña sala blanco y a su lado un
mujer de unos cuarenta años sentada en una silla a su lado.
-Menos mal
que te has despertado- dijo la enfermera- están todos muy preocupados por ti.
-¿Qué… qué
ha pasado?- preguntó Noelia aturdida y desconcertada.
-Una
compañera del campamento te empujó a la piscina y te golpeaste la cabeza contra
el suelo. Te trajo aquí el padre de un chico del campamento en su coche.
Una sonrisa
se dibujó en la cara de la malherida. Jorge. Seguro que es el.
-Disculpe-
comenzó a decir la chica- ¿antes ha dicho que todos estaban muy preocupados?
-Sí, una
monitora, dos chicas y cuatro chicos.
Claro Ana y
Sara pero, ¿cuatro chicos? Carlos, Pablo….¡Mario y Jorge!
-Voy a
preguntar a ver si alguien quiere pasar a verte.
-Gracias-
terminó Noelia.
Vio como
Sara y Ana entraban en la habitación. Al verla en ese estado, Sara rompió a
llorar.
-No llores
guapa- le dijo Noelia a su amiga.
-¿Cómo te
encuentras?- le preguntó Ana.
-Mejor,
gracias. Aunque no recuerdo quien me empujó al agua.
-¿No lo
adivinas?- dijo Sara enfadada- fue Paola.
Noelia no se
sorprendió, tenía una ligera idea de quien podía haber sido.
-Pero bueno
no te preocupes, los monitores están hablando con ella.
-Verdaderamente
todo me pasa a mí- dijo Noelia- y todo es malo.
-No todo- le
dijo Ana- Jorge está aquí.
Noelia no
sabía que decir, lo mejor era no verle.- ¿le decimos que pase?
-No, no.
Dile a Mario que pase el, por favor.
-De acuerdo-
respondieron las dos amigas confundidas.
Salieron de
la habitación y apareció un chico alto, delgado y moreno. Mario. El chico
misterioso que a Noelia le había robado el corazón.
-Hola- dijo
Noelia.
-Hola- dijo
el con un suspiro- ¿qué tal estás?
-Algo
mareada.
-Si quieres
me voy y te dejo descansar.
-No- saltó
automáticamente la chica de la camilla- estoy bien, tranquilo.
Noelia veía
algo diferente en Mario. Cuando se sentó a su lado lo veía más maduro, como si
en dos días hubiese dejado de ser un niño a ser un ``hombrecito´´ de quince
años.
Mario le cogió
la mano a Noelia y esta veía como el chico se aguantaba las ganas de llorar por
verla en su estado.
-Siento
mucho todo lo que te estoy haciendo y te hice pasar- dijo Noelia soltándole la
mano y secándose las lágrimas, se iba a quedar más seca que la mojama de tanto
llorar.
-No digas
eso- le dijo el buscando su mano entre las sábanas- sabes que el que te lo estás
haciendo pasar mal soy yo, habiéndote contado lo que siento.
-Te
agradezco el que lo hayas hecho.
-¿Por qué?-
preguntó Mario sentándose en uno de los bordes de la cama donde se hallaba la
chica.
-Porque me
he dado cuenta de que, gracias a tu, estoy enamorada.
A Mario se
le nubló la vista cuando la chica de su vida dijo aquella frase.
-Ya lo sé-
dijo Mario con los ojos humedecidos- de Jorge ¿no?
-¡No tonto!
De ti, te quiero, Mario.
Al oír eso
el chico se quedó congelado, no podía creérselo. Llevaba ocho años enamorado de
ella.
-Lo dices
enserio. ¿Estás segura?
-Nunca lo he
estado más. Quiero olvidar todo lo que tuve con Jorge. Creo que en el fondo
siempre me gustaste pero no me había dado cuenta.
-No sabes
cuanto deseaba que llegase este momento- dijo Mario sollozando.
-Pues ya ha
llegado- le dijo Noelia.
La chica se
intentó levantar de la cama para ver de cerca a su chico, este vio que le
temblaban los brazos y fue a ayudarla. Cuando ella se levantó posó su mirada en
los ojos verdes del chico. Mario la agarró de la cintura, era delgada y notaba
como le temblaba todo el cuerpo.
La gente
veía a Noelia como una chica morena, de ojos color miel y a la vista de esas
personas, dura por fuera, pero por dentro era dulce, sensible y frágil. Para el
era la chica a la que le habían entregado su corazón. Su chica.
Mario hizo
el amago de besarla, Noelia no puso resistencia, pero, por mala suerte, Jorge
entró en la habitación. Se quedó mirando a la pareja.
-Me voy para
que podáis hablar- le dijo Mario a Noelia dándole un beso e la mejilla.
-Vale.
Cuando Mario
salió de la habitación, Jorge se acercó a la chica. Noelia retrocedió unos
pasos.
-¿Cómo te
encuentras?
-Bien,
gracias- dijo Noelia fría como un témpano de hielo- y tu ¿qué tal?
-Bastante
bien, con novia.
“Lo sabía, este
chico es un mujeriego. Que rápido se olvida de mi.” pensaba Noelia.
-Pues ya
somos dos. Estoy con Mario.
-¿Con ese
enclenque?- se asombró Jorge.
-¡No es
ningún enclenque!- gritó enfadada- es un chico maravilloso.
-¿Y que lo
hace tan maravilloso?
Noelia no se
pensó dos veces la respuesta que le iba a dar a ese descarado.
-Pues que si
me ve con otro chico, y lo único que hago con el susodicho es hablar, no se
enfada conmigo ni se abalanza sobre el cuello del otro chico y le rompe el
labio.
Jorge sabía
a lo que ella se refería. Miró fijamente los ojos color miel de su exnovia.
-Siento
mucho todo lo que pasó y te pido perdón por eso- le dijo.
-Te perdono-
dijo Noelia de mala gana- pero lo hecho, hecho está y ya no hay vuelta atrás.
La vida no tiene un botón de rebobinar, Jorge.
Pensativo,
el chico se dirigía a la puerta, la abrió y se detuvo. Porque le ha dicho que
tiene novia si es mentira, ¿será para ponerla celosa y que vuelva con el? No,
ella ya ha encontrado a un chico que la hará feliz de verdad.
Se dirigió y
le dijo adiós a la chica.
-Que seas
muy feliz, Noelia.
-Que seas
muy feliz, Jorge.
Capítulo 8.
8.TODO SE
ACABA.
Noelia pasó
la noche en el hospital ¡había estado tres días inconsciente después de que
Paola le tirase a la piscina!
El mismo día
que salía del hospital, era también el último día del campamento.
Estaba
recogiendo sus cosas cuando Sara y Ana entraron en la habitación. Vieron a su
amiga cambiada, como si su estancia en la clínica la hubiera hecho más madura.
Y así era, ella también lo notaba y, además, las cosas ya estaban más claras en
su cabeza.
Las tres se
miraron y se dieron un fuerte brazo. Todas lo necesitaban.
-¿Preparada
para volver?- le preguntó Sara.
-Sí- le
respondió Noelia- aunque va a ser duro decir hola a todos y dentro de unas pocas
horas despedirse de ellos.
-Lo va a ser
para todos- dijo Ana.
Juntas
salieron del hospital. Fuera había una furgoneta blanca con uno de los
monitores al volante. Le dio la bienvenida a la chica y las tres se montaron
dentro. Cuando llevaban un largo rato de viaje, sonó el móvil de Sara.
-¿Hola?
-Sara- dijo
la voz al otro lado del teléfono- ¿Dónde estáis?
Sara tapó el
altavoz del móvil para que la otra persona no pudiera oír lo que le iba a decir
a sus amigas.
-¿Quién es?-
preguntó Ana.
-Mario-
respondió Sara. A Noelia se le dibujó una sonrisa en la cara. La chica destapó
el altavoz y volvió a hablar con su hermano.
-Estamos
llegando. En cinco minutos llegamos al campamento. OK
-Vale. ¿Cómo
está Noelia?
-Como nunca-
dijo Sara sonriéndole a su amiga. Hubo un momento de silencio.
-Tengo
muchas ganas de verla.
-Y tú no
sabes las ganas que tiene ella de verte a ti. Te dejo que ya llegamos. Un beso.
-Otro para
todas. Adiós.
La chica
cuelga a su hermano. Y se dirige a sus amigas.
-Besos de
Mario.
-Sí, el que
te va a dar a ti cuando te vea- dijo Ana dirigiéndose a Noelia.
Como no ella
siempre pensando en lo mismo, así le va. Si se centrase en otras cosas, otro
gallo le cantaría.
-Que mala es
la envidia- le dijo Noelia entre risas y
dándole un beso en la mejilla a su amiga.
-Chicas, ya
hemos llegado- anunció el monitor.
Aparcó.
Bajaron de la furgoneta. Noelia se emocionó al ver a todos los chicos y chicas
juntos, aplaudirle. Vio a Álvaro, Ángel, Pilar, Miguel, Carlos, Pablo, la
asesina de Paola, al rompe corazones de Jorge, pero sobretodo vio a Mario, su
chico.
La furgoneta
arrancó con el monitor dentro para dejar que todos le diesen una tranquila
bienvenida a Noelia.
La chica se
secaba las lágrimas, pero era inevitable emocionarse.
El primero
en salir de aquel grupo de personas era Álvaro que abrazó a Noelia y consiguió
levantarla del suelo.
-¿Cómo estás
pequeñaja?- le preguntó.
“Pequeñaja,
es verdad, me puso ese mote nada más conocernos” pensó Noelia.
-Bien,
gracias.
Álvaro se
echó hacia atrás para poder ver con más claridad a su amiga.
-¿Has
adelgazado? ¡Ya no me comes bien!- dijo el chico chistoso.
-La comida
del hospital no es un manjar ni tampoco abundante- le dijo Noelia.
Álvaro
examinó a la chica como se fuese un escáner. Se paró en una parte del cuerpo de
la chica, y no es en la que muchos estarían pensando. Se quedó mirando
fijamente a su muñeca.
-¡Eh! ¿Qué
te ha pasado en la muñeca?- preguntó interesado.
Es cierto,
llevaba una fina venda puesta en la muñeca derecha. La enfermera se la debió de
poner porque en la caída se golpeó la mano.
-Me golpeé
contra el suelo de la piscina. No es nada- dijo Noelia tocándose la muñeca.
-¡Qué
alegría de que estés aquí!- dijo Álvaro volviéndola a abrazar, pero esta vez
sin levantarla del suelo.
-Y yo me
alegro de estarlo.
El siguiente
en salir del grupo de personas y darle la bienvenida era Ángel. Su prepotencia
se olía desde el hospital.
-Que guapa
vas- le dijo el chico.
-Em…
gracias- dijo Noelia mirándose la camiseta. Tampoco iba tan arreglada. Llevaba
unos pantalones vaqueros cortos, una camiseta de tirantes color turquesa, las deportivas,
una coleta alta y no iba maquillada.
-Está
preciosa- dijo una voz conocida para ella entre toda la multitud.
Salió un
chico alto, moreno, vestía con piratas blancos y una camiseta de tirantes
negra. Mario.
Noelia no
pudo contener la emoción y corrió a abrazarle. Ella rodeó con sus brazos el
cuello del chico y este la cintura de su novia. Ambos querían que el momento de
ese abrazo durase para siempre. Se separaron, paro Mario no soltó a su chica.
-No sabes
las ganas que tenía de verte, abrazarte y de estar contigo- le dijo Mario
retirándole un mechón de pelo.
-Pues ya
estoy aquí- comenzó a decir ella- y tengo ganas de hacer una cosa para que
todos se enteren.
-¿El qué?
-Esto…- dijo
Noelia poniéndose de puntillas, ya que ella era más baja de estatura que se
chico y besó sus labios. Fue un beso corto, pero no hacían falta palabras para
explicar lo que pasaba y ambos sentían.
Todos
soltaron gritos de asombro, sobre todo Sara que saltaba de alegría al saber y
ver que su hermanito tenía novia y, además, era una de sus mejores amigas. Ya
se las imaginaba de cuñadas.
Pasaron las
horas, las últimas del campamento. Mario y Noelia las pasaron juntos en un
precioso lugar que había a cinco minutos del campamento. Allí Noelia se
tranquilizó después de la bienvenida que le habían dado todos sus compañeros.
Se tumbó en
la hierba y Mario se recostó a su lado, apoyando su cabeza en la mano para,
así, poder mirar a Noelia. Le veía feliz, pero esa felicidad no iba a durar
muchos minutos más.
-¿Estás
bien?- le preguntó Mario serio.
-Sí- le
respondió ella cogiendo una gran bocanada de aire- ¿y tu?
-Preocupado
por una cosa que te tengo que decir y no sé como te la vas a tomar.
Noelia se
incorporó y se sentó en la hierba mirando a su chico.
-¿Qué
ocurre?- le preguntó preocupada.
-Recuerdas
que empecé a buscar universidades a las que poder ir, bueno como todos nosotros
y una de ellas me llamó.
-Sí, claro.
-Bueno,
pues…- comenzó a explicar Mario nervioso- me han dado una plaza para tres años
y… he aceptado.
A Noelia se
le vino el mundo abajo. Otra vez se repite la historia. ¿Por qué no podía ser
feliz con una persona a su lado?
Mario
esperaba alguna reacción de Noelia, pero en vez de eso, ella sólo miraba
fijamente la puesta de sol.
-¿Cuándo te
vas?- le dijo ella muy seria.
-Mañana-
respondió el tapándose la cara con las manos.
-¡Qué,
mañana!- gritó ella alucinada. Se puso de pie.- ¡Te das cuentas de que hoy es
nuestro último día juntos!
-Lo sé- dijo
Mario apenado.
La chica
tenía un cúmulo de sensaciones. Estaba enfada pero a la vez orgullosa de la
elección de Mario porque se lo merecía, era el mejor de la clase. Pero,
sobretodo, quería desahogarse llorando, aunque ella no quería hacerlo delante
de el porque se sentiría culpable de las lágrimas de su chica.
Noelia no
aguantaba, cayó de rodillas al suelo con las manos tapándose la cara. Lloraba.
-Dios…-
comenzó a decir Mario acercándose a ella- no llores, por favor. Sabes que me
mata verte llorar. Es lo peor que me puedes hacer.
Cogió las
manos de la adolescente y se las apartó de la cara. Tenía los ojos rojos e
hinchados.
-¿Y qué
quieres que haga? No quiero pensar en la idea de no tenerte durante tres años.
Mario veía
el dolor que Noelia sentía, no podía verla así.
-No iré- dijo
el- no iré, no quiero perderte.
-No dejaré
que hagas eso, me duele decírtelo pero, no puedes dejar pasar una oportunidad
así, puede que no tengas otra igual.
-Y que va a
pasar con nosotros. Son tres años, Noelia.
Ella se
quedó pensativa, lo iba a echar de menos, pero era lo correcto.
-Las
relaciones a distancia nunca funcionan y…
-Hay que
intentarlo- le cortó Noelia a Mario.
El chico
puso sus manos a cada lado del cuello de su novia y la besó. El tiempo se paró
para los dos. Fue un beso largo e intenso y ambos esperaban que no fuese el
último. Se separaron.
-Tengo que
ir a hacerme la mochila- le dijo Noelia muy cerca de el.
-Yo me quedó
aquí, pensando. Te veo en el autobús. Quiero pensar en el poco tiempo que tengo
contigo.
-De acuerdo-
acabó ella dándole un beso en la mejilla.
Noelia se
fue de aquel lugar precioso y a la vez abominable.
En el
campamento la chica hablaba con Ana, Sara, Pablo y Carlos sobre todo lo que
habían vivido en el campamento.
-¿Tenéis
hechas las mochilas?- les preguntó un monitor.
-¡Sí!-
respondieron los cinco a coro.
-Genial,
chicos- dijo el monitor alejándose.
Noelia
miraba a sus amigos; “Carlos, quince años. El más pequeño del grupo, pero es el
más querido por todos. Recuerdo la primera vez que lo vi. Bajito, pelirrojo,
con unas pequeñas gafas y de lo más torpe” pensaba Noelia. “Sara, quince años.
Una de mis mejores amigas. Morena, alta y esbelta. Es la hermana de mi novia,
Mario. Un chico de quince años, moreno, delgado, de ojos verdes y un cielo. Se
iba a ir a una universidad de vete tu a saber dónde durante tres años. Pablo,
diecisiete años. El más mayor del grupo. La primera vez que lo vi estaba
enzarzado en una de las más famosas peleas del instituto, era de lo más macarra
(no es que haya cambiado mucho.) Rubio, ojos oscuros y pelo a lo Justin Bieber.
Ana, quince años. La más dulce del grupo y una de mis mejores amigas. Rubia,
ojos azules, bajita y desde hace tres años esconde un pequeño secreto. Siempre
que está con Pablo se pone nerviosa, al igual que el. Vamos, blanco y en
botella, leche. ¡Qué viva el amor!” seguía pensando Noelia.
-¡Oh, oh! A
alguien le pasa algo…- dijo Pablo buscando la mirada de Noelia.
Tenía la
barbilla apoyada sobre las manos. Una lágrima resbalaba por su mejilla. Claro,
¡cómo para no llorar! Sólo tenía la imagen del momento en el que Mario le había
contado todo.
-¿Qué te
pasa?- le preguntó Sara.
-¿Tu sabías
que tu hermano se va a una universidad para no volver en tres años?
Sara no se
esperaba las palabras de su amiga.
-Ya te lo ha
contado- dijo Ana.
Noelia
levantó la mirada, despegando la barbilla de sus manos. No podía creer lo que
su amiga le había dicho.
-¡Cómo!
¡Todos lo sabíais y nadie me lo había contado! ¡Menudos amigos tengo!- gritó
furiosa.
-No te lo
queríamos contar, porque Mario no nos dejaba- decía Carlos- quería hacerlo el.
Noelia se
derrumbó. Tres años sin verle, sin estar con el, a su lado. Mil ochenta días
separados. Un mar de lágrimas y llantos caían por sus rosadas mejillas.
Carlos se
levantó del banco en el que todos estaban sentados.
-Eres como
mi hermana y sabes que no te puedo ver así- le dijo su amigo ofreciéndole un
pañuelo de papel para que se secase las lágrimas- si te hemos hecho daño no
contándotelo, te pedimos perdón.
Cuando la
chica pudo hablar y tranquilizarse, se dirigió a todos sus amigos.
-Lo siento,
pero es que…
-Le quieres
¿no?- le dijo Ana.
-Más que
eso- dijo Noelia secándose las lágrimas y muy segura de lo que acababa de
decir.
Vieron
llegar el autobús que les llevaría de nuevo a su casa.
-Bueno- dijo
Sara- será mejor que vayamos subiendo al autobús. Ya hay ganas de volver.
Todos se
levantaron, cogieron sus mochilas y anduvieron
de camino al autobús
Noelia echó
un último vistazo al campamento, recordando todo lo vivido en ese significativo
lugar.
-Adiós- dijo
susurrando.
Subió al
autobús, se acordó del primer día de campamento, todos nerviosos y sentados con
sus amigos más íntimos y, ahora algunos estaban dormidos y otros hablando con
unas personas que en trece días se habían convertido en unos amigos que durarán
para siempre.
Mario estaba
sentado en un de los asientos del fondo. Solo y serio, miraba por la ventana
pensativo. Noelia nunca lo había visto tan formal.
-Mi hermano
te está esperando- le dijo Sara.
Noelia
miraba a su amiga que la animaba para que fuese a hablar con el. Echó a andar
hacia el asiento donde se encontraba su chico. Se sentó a su lado.
-¿Qué has
pensado?- le preguntó curiosa- dímelo, por favor.
Mario la
miró fijamente, pero no dijo nada. Se dedicó a abrazarla. En medio de ese
abrazo, el chico de ojos verdes besó de manera suave y tierna el cuello de la
chica.
-Tonterías,
tranquila- dijo Mario sin dejar de abrazarla- te quiero, no sé que haría sin
ti.
-Pues
estarías con otra- dijo Noelia con una sonrisa. Se separó de el.
-Eso nunca.
Eres la única para mí. Sabes que te quiero, te quise y siempre te querré,
estemos juntos o separados. Siempre.
Noelia se
emocionó al oír esas palabras. Se acurrucó juntó a el y este pasó su mano por
el hombro de la chica.
-¿Crees qué
funcionará?- le preguntó Noelia- ya sabes, lo nuestro.
-Eso nadie
lo sabe pero, espero que sí.
El autobús
arrancó, volvían a su casa. Iba a ser un viaje largo, de diez horas nada menos,
pero eso no le importaba a la pareja de enamorados.
Mario estuvo
observando a Noelia casi todo el trayecto, era tan especial para el. Era la
chica perfecta.
La última
vez que la miró, tenía los ojos cerrados, debía de estar muy cansada por todo
lo que le había pasado en esos trece días de campamento.
-¿Te estás
durmiendo?- le preguntó Mario.
-No- dijo
ella dando un brinco- no, serán imaginaciones tuyas.
Con esa
frase, Noelia pudo sonsacarle una sonrisa, algo forzada por su parte.
-Deberías
dormir, estás muy cansada. A mi no me engañas.
-Si te crees
que las pocas horas que tengo contigo me las voy a pasar durmiendo lo llevas
crudo- dijo ella mirándole a los ojos.
-No me lo
recuerdes más, por favor. Ya es muy duro hacerme a la idea yo solito de que no
voy a poder estar contigo tres largos años- dijo Mario tapándose los ojos con
una mano.
Noelia se
sentía mal por la contestación que le había dicho a su novio. Subió los pies al
asiento de manera que pudiera agarrarse las piernas con los brazos.
-Lo siento-
dijo Noelia triste- perdóname.
Mario buscó
la mirada de su chica. Pudo ver que sus ojos ambarinos aguantaban las ganas de
soltar alguna pequeña lágrima de culpabilidad.
Colocó su
dedo índice en la barbilla de la chica para que ella le pudiese mirar. Noelia
levantó la vista, veía a Mario preocupado por ella. Siempre la estaba
protegiendo y ella no se lo agradecía de ninguna forma.
-No es culpa
tuya- dijo el acariciándole una de sus mejillas.
Cada vez se
fue acercando más a ella hasta llegar a presionar sus labios con los de su
novia. Fueron muchos besos seguidos, cuatro, cinco, perdieron la cuenta. Se
dejaron llevar por lo que sentían.
-¡Ey
tortolitos! ¿Qué tal si entre beso y beso probáis a respirar?- les dijo Pablo
que estaba sentado delante con Carlos.
A Noelia le
entró la risa y tuvieron que parar. Mario echó la vista al suelo, molesto.
-¿Sabes qué?
Tú tienes un don- le dijo Mario a su amigo.
-¿Cuál?
-Fastidiarla
siempre- le dijo Mario dándole un pequeño, pero amistoso empujón hacia atrás.
Las horas
pasaban demasiado rápidas para la pareja de enamorados. Sólo quedaban dos horas
de viaje, dos horas de estar juntos, las dos últimas horas que tenían para
decirse adiós.
-Sabes, si
lo piensas cuando nos volvamos a ver los dos tendremos dieciocho años- le dijo
Mario a Noelia.
-Sí, y
cuando yo empiece la universidad, tu ya habrás acabado- le dijo ella- serás el
más joven de toda la universidad.
-En eso te
equivocas. No te lo había dicho pero, los dos primeros años que yo esté allí
serán algo parecido a una iniciación para adaptarme. El último año empezaré lo
que quiero estudiar.
-¿Y qué
quieres estudiar?- preguntó Noelia curiosa, pues Mario no le había contado lo
que quería estudiar.
-Ingeniería
aeronáutica.
La chica no
se sorprendió. Mario siempre había estado interesado por el mundo de la
ingeniería. Sara le contaba que, siempre que se iban de vacaciones, su hermano
se para a contemplar la estructura de los edificios que le llamaban la atención
y empezaba a tartamudear palabras raras que Sara nunca llegaba a entender.
-¿Llorarás
cuando me vaya?
-Parece que
no lo sepas. Claro que lloraré. Voy a llorar como una niña pequeña- dijo ella
mientras veía reírse a su novio- ¿y tu?
Mario dejó
de reírse. No sabía que contestar, la pregunta era difícil. ¿Iba a llorar
mientras el decía adiós a la chica de su vida?
-No lo sé.
-Sabía que
ibas a decir eso- le dijo Noelia mirando hacia otro lado.
-¡Eh! Que no
llore cuando me vaya no significa que no te vaya a echar de menos. Van a ser
los tres años más largos de mi vida.
Noelia no
dijo nada, permaneció callada. Sentía muchas cosas a la vez. Miedo por
perderle, pero se sentía orgullosa porque Mario iba a cumplir uno de sus
sueños.
-¿Me
prometes que no vas a estar con otro mientras estoy fuera?- dijo el para
intentar sacarle una sonrisa.
-Idiota,
claro que no. ¿Qué piensas que soy?- dijo Noelia dándole un cariñoso golpe en
el brazo.
Mario voy a
lo lejos que estaban llegando a la estación de autobuses donde los caminos de
Noelia y Mario se separarían.
-Ya hemos
llegado- dijo Mario muy serio.
-Puff-
suspiró Noelia preocupada.
-Tranquila,
todo saldrá bien- dijo Mario dándole un beso en la frente a su chica.
Había mucha
gente esperando la llegada de los adolescentes. Padres, madres, hermanos y de
más familiares, amigos, etc.
Bajaron del
autobús para coger sus pertenencias de unas grandes puertas que abría el
autobús. Noelia dejó caer su mochila al suelo y corrió hasta sus padres y su
hermana mayor. Les dio un fuerte abrazo y un par de besos a cada uno. Mario la
observaba sonriente, le daba mucha pena verla así de feliz y en diez escasos
minutos verla llorar por su marcha.
-¿Qué tal lo
has pasado, hija?- le preguntó su madre.
-Muy bien.
Ha habido de todo un poco.
-¿Y tu
primer beso, qué tal hermanita?
Noelia se
puso roja como un tomate. Mira que su hermana tiene la boca más grande que un
buzón.
-¡Qué es eso
de un beso!- dijo su padre cruzando los brazos.
-Alucinaciones
de tu hija, papá- dijo Noelia echándole una mirada amenazante a su hermana que
no paraba de reír.
Giró su
cabeza hacia la familia de Mario y Sara, todos le daban la enhorabuena al
estudiante por su entrada en la universidad y en otro lado la familia de Jorge,
del cual no se despidió ni pensaba hacerlo. Era hijo único, con unos padres
ricos que lo tenían muy mimado. Debían de tener casas a patadas, más que litros
de agua hay en el mar. Jorge miró a Noelia y con la mano le dijo adiós. Ella no
se dignó ni a volverle a mirar, no se merecía ningún gesto suyo.
Volvió a
girar la cabeza a la familia de Mario y Sara. La madre lloraba, al igual que
Sara, no iban a verle en tres años y si para Noelia era duro, imagínate para su
madre y su hermana. En cambio, el padre estaba rígido, en los ojos se le veía
que también tenía ganas de llorar, pero le podía el orgullo. Mario abrazó a su
hermana.
-Te
esperamos en el coche, para llevarte al aeropuerto- le dijo Sara.
-Vale, pero
cuando llegue no quiero verte llorar más- le dijo Mario volviéndola a abrazar.
Sara desapareció de la escena.
-Noelia,
nosotros vamos también a por el coche. Te esperamos dentro. Puede que quieras
despedirte de Mario- le dijo su madre.
-De acuerdo.
Noelia vio
como sus padres, poco a poco, se fueron alejando de la estación hasta dejar
solos a la pareja.
La chica
corrió hacia Mario. Mientras corría las lágrimas brotaban de sus ojos. Saltó
hacia el y con sus brazos le rodeo el cuello.
-¿No
habíamos quedado en que no ibas a llorar?
Noelia no contestó.
La idea de no verle en tres años le dejaba sin palabras.
-No empieces
ahora con eso- le dijo ella separándose un poco de Mario- ¿A qué hora coges el
vuelo?
-Dentro de
media hora. A las doce de la madrugada. Llegaré a Boston para poder dormir un poco-
dijo el- ¿Me echarás de menos?
-Por favor,
Mario que pregunta es esa…
-Dímelo,
necesito saberlo- le corto el chico.
-Más que
nadie.
Mario se
inclinó hacia la chica, ¡le hacia tan feliz en saber que le quería!
Puso su mano
izquierda en el cuello de Noelia y su mano derecha en su cintura. Temblaba.
Mario no se podía imaginar el miedo que tenía ella de perderlo. Besó sus labios
despacio, saboreando cada segundo que les quedaba. Ambos querían que, por un
instante, el tiempo se congelase. Pero, la vida no tiene un botón de pausa.
Noelia no quería sufrir más y se apartó de el, no demasiado.
-Tienes que
irte- dijo ella volviendo a llorar.
-No quiero
que mi recuerdo de ti sea viéndote llorar- dijo Mario volviéndola a besar, pero
ella lo rechazó.
-Los dos
sabemos que tienes que irte. Hazlo por los dos. Vete.
Mario le
hizo caso y se fue alejando de ella, pero antes de llegar a la puerta de salida
se volvió a Noelia y le dijo:
-Te quiero-
dijo diciéndole adiós con la mano.
Noelia vio
como se iba de la estación. Salió fuera secándose las lágrimas. Antes de que
pudiera darse cuenta, el coche de Mario ya no estaba. Volvía a llorar. Ya está,
se había ido.
Anduvo hacia
el coche de su padre, entró y se sentó en uno de los asientos de atrás. Sacó un
pañuelo de papel y a la vez, una foto se cayó al suelo. Se agachó para cogerla.
Era la última foto que Mario y ella se habían hecho juntos. El pañuelo no
sirvió de nada.
-Papá,
arranca, por favor- dijo Noelia.
Y en esa tarde lluviosa de julio, los caminos de
ambos se separaron y no sabían se iban a volver a encontrar tal y como se
fueron.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)